
El deporte entró en escena rápidamente porque todo sucedió en la sede de la Confederación Argentina de Taekwondo (CAT) y los heridos eran el presidente Emilio Casagrande, el vicepresidente Ricardo Alvarez y el árbitro Omar Zárate.
Una complicada y prolongada lucha de poder, con discusiones económicas y causas judiciales en el medio, fueron el detonante de este hecho protagonizado ayer por los máximos dirigentes de la CAT y de la Federación Metropolitana de este deporte. Aunque el encono viene de antes.
En febrero pasado se hizo patente la escisión entre la Metropolitana y la CAT, dominada por la Federación Bonaerense. "En una Asamblea viciada de nulidad, realizada en el garaje de la casa de Casagrande, en Villa Ballester, no dejaron votar a varios miembros, entre ellos nosotros", resumió ayer Oscar Tajes, vicepresidente de la Federación Metropolitana, en diálogo con Clarín.
"Cansados de la marginación y de que presionen a los alumnos para abandonar nuestra Federación y así obtener los diplomas que pagaron hace rato, fuimos con una abogada a la CAT a reclamar su entrega", contó Tajes.
Según algunos testigos, el reclamo pronto se tornó en una discusión a insulto puro. Y entonces pasó de todo. Aquí las versiones difieren, según la cara con la que las mire.
Tajes reconoció que hubo trompadas y que "todo duró muy poco", además de contar que recibió cortes en su brazo derecho "cerca de la arteria radial". "No sé si fue un cuchillo o un cutter, pero me agredieron. Además, en enero me habían disparado con un arma en el gimnasio", agregó.
Del otro lado, Domingo Sacco, vice segundo de la CAT y testigo directo de lo sucedido, le dijo a este diario que "hubo patoteros que llevaron a cabo una agresión cobarde y vil a personas sentadas".
Desde el Departamento de Prensa de la Policía Federal le confirmaron a Clarín que la carátula del caso es "averiguación de lesiones leves" y que Casagrande, Alvarez y Zárate fueron derivados al hospital Durand. En esa institución no tenían asentada la atención a Zárate, pero sí derivaron a Casagrande al Sanatorio Franchini, donde pasó la noche en observación, y a las 18 le dieron el alta a Alvarez.
"Actuamos en legítima defensa, porque fuimos a hablar y ellos nos agredieron primero. Se manejan fuera de la ética y con códigos que no son los de las artes marciales", dijo Tajes. Allegados a la CAT confirmaron que esto no quedará así.
*Publicado en Diario Clarín, Domingo 13 de Abril de 2008.
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